Geología y detección de cavidades subterráneas.

a identificación de cavidades subterráneas mediante técnicas geofísicas es una herramienta clave en la gestión de riesgos. Este proceso permite evaluar la integridad del terreno antes de la operación de maquinaria pesada, como grúas, minimizando así posibles incidentes. Además, se emplea para delimitar con precisión la extensión de hundimientos o vacíos subterráneos, lo cual resulta fundamental para planificar trabajos de reparación o estabilización del terreno.

¿Cuando necesitamos la geofísica?

El georradar es una herramienta eficaz para analizar los primeros metros de las capas geológicas, permitiendo identificar la ubicación y extensión de cavidades subterráneas, sumideros y hundimientos. Su uso es especialmente recomendable ante cualquier indicio de inestabilidad, como socavones en terrenos arcillosos o fisuras en materiales más compactos.

En ciertos casos, aunque la superficie aparente ser sólida y estable, las capas subyacentes pueden colapsar silenciosamente, generando vacíos importantes sin señales visibles en el exterior. Esta situación representa un riesgo latente: la superficie puede ceder repentinamente al aplicar cargas pesadas o, si el vacío alcanza un tamaño crítico, colapsar espontáneamente por no poder sostener su propio peso.

Causas de las cavidades subterráneas

Escavones:
Pueden originarse por causas naturales o inducidas por actividades humanas. Entre las causas antrópicas se incluyen roturas de tuberías de agua, cloacas antiguas en mal estado, sótanos colapsados o pozos de mina abandonados que han perdido su estabilidad estructural.

Erosión interna por arrastre de materiales:
El movimiento de aguas subterráneas puede provocar el lavado de suelos y rellenos, transportando partículas finas y generando vacíos. Este fenómeno es común en zonas costeras, aparcamientos, puertos y estructuras de contención, donde la presencia de agua dinámica acelera la pérdida de material.

Subsidencia natural:
Se refiere al hundimiento gradual del terreno debido al asentamiento natural del suelo con el paso del tiempo. Este proceso puede verse agravado por factores como la desecación, la compactación de capas blandas o la actividad sísmica leve.

Qué equipos utilizamos

La combinación de la tomografía eléctrica resistiva (ERT) y el georradar mejora significativamente la detección de cavidades subterráneas. Mientras que el georradar proporciona datos precisos sobre el tamaño de anomalías en medios homogéneos de baja conductividad, la ERT permite identificar zonas de alta resistividad asociadas con la presencia de cavidades. Al integrar estos dos métodos geofísicos, utilizando las profundidades de las interfaces en los radargramas como información inicial, podemos optimizar la inversión de los modelos de resistividad eléctrica, obteniendo así modelos de resistividad que reflejan con mayor precisión la realidad del terreno.

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